Un grupo de empresas agroalimentarias norteamericanas, incluidas algunas de las más importantes, Kellogg, Tyson Foods, Coca-cola, Kraft, Conagra y Kroger han lanzado una campaña en contra de las medidas del gobierno para fomentar la producción de biocarburantes, por entender que éstos aumentan sus costes de producción y fomentan el alza de los precios altos de los alimentos.
La campaña «Food Before Fuel» (La comida antes que el carburante) pretende que se revise la legislación que promueve la fabricación de bioetanol y en particular la tasa de incorporación obligatoria en las gasolinas y las ayudas directas a la incorporación, así como que se reduzcan los aranceles a la importación para el bioetanol.
Según el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA), el bioetanol podría haber contribuido en un 25% en la subida del precio de los alimentos. La tasa de inflación del último año en EEUU fue del 5,5%, la tasa más alta desde 1989.
EEUU es el primer productor mundial de bioetanol, que se fabrica principalmente con maíz y su industria continua en expansión, a pesar de los altos precios de la materia prima. Sine embargo esta producción está actualmente fomentada en mayor medida por los altos precios del petróleo que por las ayudas y medidas gubernamentales.
Según la administración Bush, el efecto del bioetanol sobre la inflación ha sido caso ampliamente exagerado, ya que existen otros factores más importantes, como la debilidad del dólar, el alto precio del petróleo o la especulación financiera.
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