Los elevados costes de la alimentación están provocando que muchos ganaderos de leche estén tentados a cambiar sus actuales prácticas de alimentación de sus vacas, con el fin de ahorrar costes. Expertos de la Universidad de Illinois han elaborado una serie de recomendaciones para que los ganaderos vean que esos pequeños recortes, no son un ahorro sino que les va a provocar una pérdida de ingresos.

Decisiones como eliminar los aditivos, añadir paja para reducir el forraje o eliminar o disminuir la cantidad de forraje y heno de la ración son acciones que no deberían llevarse a cabo, teniendo en cuenta los actuales precios de la leche. Reducir en medio kilo la aportación de materia seca puede suponer un ahorro de 6 céntimos pero una pérdida de 23 a 25 céntimos en ingresos de elche.

Igual pasa como los aditivos. Los cultivos de levaduras tiene un ratio beneficio: coste de 5:1. No solo aumentan los rendimientos, sino que también disminuyen los problemas metabólicos y mejora de la flora del rumen.

La práctica de adicionar paja para ahorrar costes, tampoco es muy aconsejable. Si se adiciona demasiada paja a la ración con el fin de reducir los niveles de forraje, se disminuye la ingesta de materia seca y en consecuencia, el nivel de nutrientes y el rendimiento lácteo. Antes de añadir la paja habría que evaluar los niveles de la ración que se está proporcionando. Lo más conveniente es añadir 250 gr de paja y comprobar los rendimientos lácteos, los componentes de la leche y las deyecciones durante una o dos semanas. Si la respuesta es favorable, se puede considerar adicionar otros 250 gr. No obstante, no es aconsejable añadir por encima de 1 kg de paja.

En cuanto al heno y forrajes, si bien los precios tientan a reducir la cantidad adicionada son importantes para la digestión ruminal y el crecimiento microbiológico. Adicionando unos 2,5 kg de forraje de alta calidad, el rendimiento lácteo puede aumentar en hasta 2,5 kg.