Según un estudio de la Universidad de Michigan, la testosterona tiene un efecto protector significativo frente a la anorexia y la bulimia. Este hecho aporta una evidencia de que existen factores biológicos relacionados con estos desórdenes alimentarios.

En el estudio se han estudiado 538 parejas de mellizos, observándose que las mujeres que tuvieron un hermano mellizo varón , y que por ello fueron expuestas a un mayor nivel de testosterona tienen menos probabilidad de sufrir un desorden alimentario.

Aproximadamente un 10% de las mujeres tiene algún tipo de desorden alimentario en algún momento de su vida. Hasta ahora se pensaba que la bulima y la anorexia era debida exclusivamente a influencias sociales ejercidas sobre las mujeres, como los ideales de belleza, habiendo estudiado muy poco sobre una posible base biológica, cuyo conocimiento podría ser de gran utilidad para desarrollar tratamientos.