Científicos británicos han encontrado en un estudio realizado con 5,092 parejas de gemelos y mellizos entre 8-11 años que la tendencia a la obesidad infantil tiene una alta heredabilidad, siendo los genes responsables de al menos tres cuartas partes de las diferencias de peso entre los niños, aunque también tiene una gran importancia el estilo de vida y la alimentación.
Este hecho pone en evidencia que la lucha contra obesidad es mucho más difícil para unas personas o familias que para otras, ya que existe un componente básico de predisposición determinado por los genes.
El estudio se ha realizado midiendo la masa corporal de los niños gemelos idénticos que son genéticamente iguales y viven en el mismo ambiente, comparándolo con mellizos que solo comparten la mitad de los genes y también viven en el mismo ambiente, encontrándose que los genes, y no el ambiente familiar es el principal factor relacionado con la obesidad
Esto no significa que los niños con genes que predisponen a la obesidad deban ser obesos necesariamente, ni que los que no los tienen no lo vayan a serlo, sino que existe una importante diferencia desde el nacimiento que es necesario tener en cuenta en los programas de lucha contra la obesidad, de los que precisamente en Reino Unido ha anunciado una gran campaña en los próximos años.
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