21/01/2008 El informe “Agricultura y cambio climático: impactos climáticos de la agricultura y potencial de mitigación”, elaborado por la asociación ecologista Greenpeace, cae en un grave error al presentar a la agricultura como una de los mayores productores de gases de efecto invernadero y por ello, uno de los causantes del cambio climático. La actividad agraria es una de las pocas formas conocidas que toma el CO2 del aire y lo convierte en oxígeno y alimentos. Esta conversión es más eficiente con la agricultura tecnificada que en la agricultura tradicional.
Por otro lado, existen otros estudios que contradicen las tesis defendidas por la asociación ecologista. Algunos de ellos dicen que la cantidad de carbono almacenado en la materia orgánica del suelo es 3,3 veces más importante que el que se encuentra en la atmósfera en forma de CO2. Como al cultivar los suelos se oxida el 50% de la materia orgánica de los mismos emitiendo CO2, las mayores emisiones son debidas precisamente a la roturación de suelos, por lo que un abandono de la agricultura eficiente, denominada “industrial” en el informe de Greenpeace, implicaría la necesidad de roturar mayores superficies para satisfacer las necesidades mundiales de alimentos y la sustitución de fertilizantes de síntesis por abonos orgánicos de origen fecal que tendrían como consecuencia mayores emisiones de gases de efecto invernadero. Es decir, que las menores emisiones de CO2 por unidad de alimento producido se consiguen con la agricultura tecnificada y de conservación.
En cuanto al elevado uso de productos químicos en la agricultura (fertilizantes, herbicidas, etc.) del que se habla en el informe, existe una legislación de obligado cumplimiento en todos los países que han contribuido a controlar el mal uso de estos productos. En todo caso son las malas prácticas agrícolas las responsables de estos excesos. Precisamente esto es lo que la Agronomía enseña y postula, lo que los Ingenieros Agrónomos propugnan y difunden y lo que los agricultores llevan a la práctica.
Por ello, no puede afirmarse que la agricultura, responsable de la alimentación de la humanidad, sea la causante del calentamiento global. La aplicación de buenas prácticas agrícolas ha contribuido considerablemente a satisfacer la demanda alimentaria tanto en cantidad como en calidad.
Con respecto a las talas incontroladas de bosques a las que se refiere Greenpeace en su informe, han sido permitidas por los responsables del Medio Ambiente, en donde no todos son profesionales de la agricultura.
Otro problema que plantea el informe es el incremento de las emisiones procedente de la ganadería originada, según Greenpeace, por el incremento del consumo de carne. Si esto es cierto, el problema no es de la ganadería, sino más bien de los hábitos alimentarios de la población, por lo que no parece lógico que se acuse a la ganadería del incremento de las emisiones. Por otra parte, si se disminuyera el número de cabezas de ganado, lo que ocurriría, y así está ocurriendo, es que aumentarían los precios de la carne y por tanto habría un tanto por ciento muy elevado de la población mundial que no podría acceder a este alimento, y por supuesto siempre serían los más desfavorecidos.
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