El reciente brote de fiebre aftosa en la República Democrática Popular de Corea fue probablemente un episodio aislado y parece estar bajo control, según la FAO y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE). Los expertos internacionales consideran que existe un riesgo limitado de que se produzcan nuevos brotes, aunque el país deberá permanecer alerta.
El brote comenzó el pasado enero en una granja en Sangwon, cerca de la capital Pyongyang, y se originó a través de llegada al país de un transporte de animales vivos. Se trataba del primer brote de fiebre aftosa en Corea del Norte desde 1960.
Desde el inicio del brote, las autoridades han sacrificado cerca de 400 vacas y unos 2 600 cerdos infectados, además de aplicar las medidas habituales de control de la enfermedad.
Para evitar futuros brotes de fiebre aftosa, la FAO está diseñando un proyecto para ayudar al país asiático a importar vacunas de alta calidad, desarrollar un plan de contingencia y mejorar la formación y las infraestructuras de los laboratorios. En particular, debería fortalecerse la identificación y el registro del ganado, el proceso de cuarentena, la vigilancia activa y pasiva en las rutas de transporte y la capacidad de diagnóstico.
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