Pollitas de bajo peso es una de las principales causas de huevos pequeños durante las primeras semanas de puesta. Por cada 45 gramos adicionales en el peso corporal a las 18 semanas de edad, el huevo se incrementa en 0,5 gr. Así una pollita que a las 18 semanas pesa 1,1 kg producirá unos huevos de 46,6 gramos, como media, entre las semanas 19 y 25. Por el contrario, si pesa 1,38 kg, la media de sus primeros huevos será de 49,7 gr.
Asimismo, las pollitas de bajo peso no tienen un esqueleto suficiente como para producir huevos con buena calidad de cáscara después de la semana 40. Las pollitas de bajo peso suelen ser gallinas de bajo peso.
Factores como la nutrición, la enfermedad, la luz, el espacio y el corte del pico influyen en el peso del ave. El manejo de estos criterios permite incrementar el tamaño del huevo temprano y mantener la buena calidad de la cáscara. El Departamento de Agricultura de la provincia canadiense de Alberta ha publicado una serie de recomendaciones en este sentido.
El período de mayor crecimiento es entre la semana 9 y las 14. Por eso, hay que evitar en lo posible, factores de estrés en este período, como vacunaciones, movimiento de aves, limado del pico etc.
Es conveniente mover temprano a las pollinas a la zona de puesta (entre 15 y 17 semanas de edad es lo más recomendable). Retrasar el momento hasta la semana 18-19 puede resultar perjudicial porque se acumule un excesivo número de aves.
El limado del pico debería completarse antes de las 6 semanas de edad.
Los programas de reducción progresiva a la exposición a la luz favorecen el crecimiento porque retrasan la madurez sexual.
Las enfermedades infecciosas pueden afectar gravemente a la cantidad y calidad de los huevos producidos, por lo que es preciso contar con un adecuado programa de vacunación. La enfermedad de Newcastle y la bronquitis infecciosa dañan el oviducto, por lo que provocan una caída en la producción de huevo y en la calidad de su cáscara.
La dieta debe ser rica en energía ( por encima de los 2.800 Kcal/kg). Las dietas pobres en energía provocan que las proteínas de la dieta y del cuerpo del aves se utilicen para producir energía, por lo que estas proteínas no podrán ser usadas para la formación del huevo, perjudicando la calidad de éste.
La dieta de las gallinas tiene que adaptarse a la fase de puesta en la que se encuentran, debido a que el ave tiene diferentes necesidades. Las gallinas de más 40 semanas tienen dificultades para absorber el calcio, por lo que éste tiene que suministrarse en partícula gruesa.
La cantidad de cáscara que hace una gallina es la misma con independencia del tamaño del huevo. Por tanto, los huevos grandes tienden a tener una cáscara más fina y fácil de romper. Es recomendable que el tamaño del huevo se mantenga por debajo de los 63 gr. La gallinas más viejas tienden a hacer huevos más grandes, para evitarlo, no hay que permitir que éstas consuman aminoácidos con azufre (metionina y cistina) y fósforo en exceso.
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