La aplicación de deyecciones ganaderas frescas (sin tratamiento previo) sobre los suelos, con el objeto de fertilizarlos, no presenta ningún riesgo para la salud humana, según la opinión de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA). No obstante, es preciso seguir adecuadas prácticas agrarias y aplicarse en la misma área geográfica-epidemiológica donde el purín se ha producido.
En cuanto a la aplicación de tratamiento térmico para las deyecciones tratadas que se comercializan para usos distintos a los de aplicación en el suelo, la AESA considera que no hay datos suficientes para la validación de los procesos aplicados y la confirmación de que éstos consiguen reducir la infectividad que pueden provocar bacterias como la Salmonella y otras enterobacterias.
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