Cirilo Arnandis, Presidente de las Cooperativas Citrícolas de la Federación de Cooperativas Agrarias de la Comunidad Valenciana (Fecoav), considera que un descenso tan pronunciado de la cosecha citrícola debe notarse en la economía de los agricultores. «En esta campaña no podemos fallarle a los agricultores. La estimación de cosecha de este año reúne todas las condiciones para que la citricultura valenciana remonte los pobres resultados de los últimos ejercicios. Todos los operadores y colectivos que intervenimos en la citricultura debemos conseguir oxigenar las mermadas rentas de los agricultores, ofreciendo un fuelle que aliente el sentimiento y la vitalidad que imprime carácter a nuestra citricultura en la Comunidad Valenciana».
Este posicionamiento del representante de las cooperativas citrícolas valencianas también requiere el concurso de la propia Generalitat y del Ministerio de Agricultura por cuanto deben activar los mecanismos legales para garantizar que la fruta llega al consumidor en las condiciones óptimas de madurez, con una inspección que debe redoblar su actuación en la entrada en mercado de las variedades primerizas por la enorme trascendencia que tiene un buen inicio para la evolución de la campaña.
El aforo aportado por la Conselleria de Agricultura ratifica un descenso absoluto, que se reproduce en la totalidad de los grupos citrícolas, aunque destaca especialmente el retroceso de las navelinas, estimado en un 50 por ciento, que se agrega al que ya experimentó el año pasado, que nada menos que fue del 20 por ciento. Así pues esta variedad estrella de la producción de Valencia arrastra dos años con una fuerte desaceleración de su cosecha en beneficio de las variedades de última temporada. Igualmente llama la atención el serio retroceso de la producción total en Valencia que nada menos que asciende al 35 por ciento respecto al año anterior, porcentaje que adquiere su auténtica proyección al representar Valencia la mitad de la cosecha de la Comunidad Valenciana. También Castellón ha sufrido un importante retroceso superior al 15 por ciento aunque aporta un aumento de clementinas tempranas.
Arnandis considera que «el generalizado retroceso de la totalidad de variedades debe aportar tranquilidad a los agentes económicos. No hay excesos en ninguna variedad, lo que debe propiciar una salida ordenada del producto, que se refuerza por una entrada tranquila de cada una de las variedades aportando continuidad a la campaña. Conjugados estos dos factores no se puede caer en un solapamiento en el mercado, evitando la existencia de mercados saturados. De hecho, la situación de esta campaña va a ofrecer la auténtica medida de profesionalidad, seriedad y compromiso de los diferentes agentes citrícolas. Los mimbres son los adecuados para que el agricultor pueda compensar vía precios su caída de cosecha. No tendría ninguna explicación ni justificación que también este año el agricultor, que está viviendo momentos angustiosos por las mayores tareas de reposición de sus explotaciones marcadas por las secuelas de la helada, obtuviera de los comercializadores la doble penalización de recibir bajos precios por su menor cosecha.
Igualmente se exige el concurso de las dos administraciones, autonómica y central, dada la contribución de la citricultura en la balanza comercial. De hecho, pese al serio revés sufrido por las heladas de principio de este año, el balance exportador valenciano aupaba a las frutas y hortalizas al primer lugar en el ranking semestral. La exportación acumulada a junio por sectores situaba al sector hortofrutícola valenciano, en el que juega un papel fundamental los cítricos, en el primer lugar, por delante del resto de sectores económicos, automovilístico e industrial.
Este liderazgo debe sensibilizar a los gestores públicos a favor de una actividad que siendo un factor dinamizador del desarrollo rural, precisa activar los mecanismos que favorezcan la entrada en consumo de la principal fuente de riqueza valenciana dado su carácter autóctono y su mayoritaria implicación social. Arnandis considera que los agricultores «hemos demostrado que somos los mejores porque pese a las numerosas y serias dificultades padecidas, las frutas y hortalizas continúan liderando las exportaciones de la Comunidad Valenciana, lo que indudablemente exige que la Administración allane los condicionantes externos que constriñen la competitividad de nuestro sector que no puede descansar en la continua reducción de rentabilidad del agricultor»
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