Cádiz, 8 de septiembre. La visita de la ministra a Jerez, con motivo de la imposición de la primera piedra del CAI, y la posterior reunión con los representantes agrarios han sido un episodio de El club de la comedia falto de gracia y con textos poco profundos.

Tras la recomendación lanzada el lunes por Asaja-Cádiz para que la ministra de Agricultura y Pesca diera más tiempo a los agricultores para entablar un diálogo sobre los problemas de la agricultura y de la provincia, Elena Espinosa aceptó. Cuál ha sido la sorpresa al comprobar que el cuarto de hora previsto se ha convertido en cinco minutos escasos en los que la asociación ha tenido que plantear: Las consecuencias de la OCM del azúcar, la lengua azul, la sequía, las heladas, etc. Ínfimo tiempo en el que para mayor indignación no hubo réplica.

La reunión con las organizaciones ha sido un repertorio de monólogos sin talento ni gracia y sin retroalimentación. La clave de la comunicación, el feedback –respuesta, la réplica, el espejo entre emisor y receptor- no se ha dado y la ministra se ha dedicado a picotear sin profundizar en ningún tema. En Jerez ha estado anodina, vaga en sus exposiciones e histérica a la hora de mostrar sus críticas contra Asaja. Entre los pequeños monologuistas también ha habido alguno que con el júbilo por la visita de la ministra ha olvidado la manifestación que reunió a los agricultores frente a la puerta de la Azucarera de Guadalcacín y ha criticado la coherencia de Asaja por permanecer junto a los agricultores que se manifestaron ayer. Algunos olvidan a quiénes representan cuando el protocolo entra en juego. El contraste lo ha aportado Isaías Pérez Saldaña, consejero del ramo, que sí ha estado acertado, profundo y ha aportado soluciones.

Para concluir, Asaja-Cádiz se lamenta que la oportunidad de aclarar temas preocupantes haya caído en saco roto. El campo está ka’ trina (o que trina).