Combinando tecnología que han sido desarrollada por una empresa española, una de Japón y una de EEUU se ha conseguido un sistema de tratamiento de purines, que según los científicos que lo han probado, podría ser la solución definitiva a la problemática de los purines. El sistema, sobre el que se ha cursado ya una patente, se ha testado en una versión a escala real, en Carolina del Norte, en una explotación con 4.360 plazas de cebo. Como media, en la explotación se producen diariamente unos 48.000 litros de purines, conteniendo unos 80 kg de nitrógeno.
El sistema funciona en tres etapas. En la primera, se separan los líquidos de los sólidos. En las pruebas realizadas se consiguió separar el 93% de los sólidos suspendidos, incluyendo metales pesados. Se eliminó el 94% del zinc y el cobre y el 70% del fósforo. Se obtuvieron 657 tn de sólidos que se podrían convertir en fertilizante orgánico.
El segundo paso es un proceso biológico por el que se elimina el 95% del amonio y el total del nitrógeno orgánico presente en el purin. En la tercera etapa se recupera el fósforo y el fosfato cálcico y se destruyen los patógenos mediante un pH alcalino. El fósforo se transforma en un fertilizante sólido comercializable y el efluente resultante es un fertilizante líquido más respetuoso con el medio ambiente que el purin. Durante nueve meses, en la prueba realizada, se obtuvieron 285 bolsas de fosfato cálcico, que contenía 522 kg de fósforo.
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