La alteración de la conducta de los cerdos, conocida como mordedura de cola o caudofagia ha sido muy cuestionada por los expertos en producción porcina. Aunque todos coinciden en que la aparición de esta alteración de la conducta se debe a múltiples factores, hay uno que resalta por encima de todos: la falta de estímulos que permitan a los animales desarrollar su innata conducta de exploración del medio en el que se encuentran.
Independientemente de este factor que predispone a la aparición de las mordeduras de cola, otros factores podrían facilitar la aparición son la alimentación, el tipo de suelo de los parques donde se encuentran los cerdos, la densidad de animales, el sexo, etc.
Con el objetivo de determinar la influencia de estos factores, los investigadores Kritas y Morrison han realizado un estudio que ha sido publicado en el Journal of Swine Health Production. El resultado del mismo denota la falta de relación existente entre el espacio disponible por animal, y la aparición de lesiones debidas a la caudofagia. Por el contrario, si revela una importante diferencia en función del sexo.
En un total de 1895 cerdos, de los que el 58% eran machos y el 42% cerdas, la prevalencia de rabos mordidos fue de un 16,3% (21% machos y 9,4% cerdas). Por tanto, a aparición de las lesiones es mayor en los machos, casi el triple que en las hembras. Si que se observó que los cerdos con mordiscos más severos eran en general, de menor tamaño.
El estudio concluye indicando que la separación de cerdos en función del sexo en la fase de cebo se vislumbra como un factor de manejo optimo para evitar la aparición de infecciones secundarias como consecuencia de los mordiscos.
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