Científicos norteamericanos han conseguido transformar genéticamente plantas para aumentar su contenido en acido fólico, algo que podría tener su aplicación como una herramienta en la “biofortificación” de plantas agrícolas, la mejora de la calidad nutricional de los alimentos, algo que es de interés especial para muchos países en desarrollo.

El ácido fólico es una vitamina hidrosoluble que forma parte del complejo B. Los alimentos que lo contienen son principalmente frutas y hortalizas, y dentro de ellas; espinacas, acelgas, coles, legumbres, naranja, melón, plátano y frutos secos. Los alimentos animales también lo contienen, peor en mucha menor cantidad. En realidad los alimentos no contienen ácido fólico tal cual, sino sus derivados o folatos. Una deficiencia es causa de defectos del tubo neural en recien nacidos y de cáncer y enfermedades cardiovasculares en adultos. La ingesta de una cantidad suficiente es considerada muy importante sobre todo en mujeres embarazadas, pero también lo es en adultos.

Los investigadores del Danforth Plant Science Center de St. Louis (EEUU) estudiaron la rutas metabólicas de la síntesis del acido fólico en la planta modelo Arabidopsis, postulando que la enzima GTP ciclohidroxilasa-1 era el factor limitante. Posteriormente clonaron el gen que produce una forma de esta enzima en la bacteria E.coli, introciéndolo en Arabidopsis mediante métodos de ingeniería genética.

El resultado ha sido una planta genéticamente transformada que contiene en sus hojas más folatos que la espinaca, un alimento considerado como muy rico en estos compuestos.

El Danforth Center es un centro de investigación conjunto de universidades y la empresa privada en el que participan las universidades de Washington, Purdue e Illinois, el Jardín Botánico de Missouri y la compañía Monsanto.