Córdoba, 1 de septiembre de 2004.- Finaliza el mes de agosto, y con él, el periodo más siniestro de toda la historia reciente para los montes andaluces (entre el 27 de julio y el 28 de agosto ardieron “oficialmente” en Andalucía 36.865 Ha.) y, pese a que aún restan dos meses de máximo peligro, ya es hora de ponerse a trabajar en la campaña de prevención de 2005.
No debemos olvidar que la prevención es el principal instrumento en la lucha contra el fuego, por ello en el campo siempre hemos dicho que “los incendios se apagan en invierno”. Desde ASAJA-Andalucía llevamos años defendiendo esta tesis, estamos firmemente convencidos de que un monte limpio arde con más dificultad, y cualquier incendio forestal en un monte desbrozado resulta mucho más fácil de controlar, por ello, nos ponemos a disposición de la Administración andaluza para trabajar coordinadamente desde una Mesa contra el Fuego en la que estén integrados todos los colectivos y administraciones con alguna responsabilidad en esta tarea.
La prevención no es exclusiva de los agricultores y ganaderos, ni siquiera de la Consejería de Medio Ambiente, atañe a todas las administraciones y a todos los agentes sociales. Son también responsables por acción u omisión en las tareas de prevención la Consejería de Obras Públicas y Transporte, responsable de la limpieza de las cunetas de nuestras carreteras; los ayuntamientos y diputaciones, titulares de terrenos públicos, escombreras y
basureros que con frecuencia por su pésimo estado son focos de incendios, e incluso otras Consejerías como la de Innovación, Ciencia y Empresa, con responsabilidades sobre polígonos industriales e instalaciones eléctricas.
Por lo que desde ASAJA-Andalucía entendemos que es el momento de poner a trabajar conjuntamente a todas las administraciones y colectivos para abordar con seriedad este grave problema y elaborar, con dotación presupuestaria y voluntad real, un plan integral de lucha contra el fuego.
En 1989 se aprobó el Plan Forestal Andaluz que tenía entre sus objetivos el de duplicar la inversión en prevención y tratamientos selvícolas, quince años después, las inversiones en prevención lejos de duplicarse se han reducido a menos de la mitad. Tan sólo se destina a prevención el 7% de todo el presupuesto del INFOCA, una suma ridícula que no permite ni siquiera soñar con abordar esta ingente tarea. Así, en el ejercicio de 2003, las labores de prevención se desarrollaron en 18.000 hectáreas, el 1,8% de toda la superficie de monte público con que cuenta Andalucía.
El año negro que estamos atravesando debe hacernos reflexionar a todos y debe ser el detonante para que en Andalucía la política forestal de un giro de 180º y sitúe su eje en los tratamientos preventivos, la mejor garantía para evitar siniestros.
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