10 de junio de 2004. La organización UPA considera absolutamente desacertadas, inoportunas y carentes de todo rigor las acusaciones vertidas por la Consejería de Medio Ambiente sobre los causantes de los incendios forestales en esta región. Según sus apreciaciones un 50 % de los incendios son provocados directamente por actividades agrícolas y ganaderas; un 29,8 % tienen su origen en causas accidentales; un 18,39 % a los rayos; un 1,57 % a la caza y un 0,07 % a pirómanos.
Resulta simplemente lamentable que la Administración regional pretenda criminalizar al sector agrario sin justificación alguna, tal y como lo demuestra el hecho de que no existan condenas como tal por la actividad ganadera propiamente dicha.
Llama igualmente la atención que tan sólo la figura del pirómano represente un 0,07 % del total como origen de los incendios en Castilla y León, cuando todos conocemos que la tendencia patológica a provocar incendios de determinados individuos en la comunidad está más que comprobado, independientemente de su actividad profesional.
UPA considera que estos porcentajes ponen en evidencia a quien los formula, al igual que desaprueban a quienes utilizan datos numéricos absolutamente erróneos a la hora de cuantificar las hectáreas arrasadas por los incendios en el último año. Resulta increíble que la Consejería de Medio Ambiente hable de 22.150 hectáreas calcinadas a lo largo del 2003, cuando las cifras dadas a lo largo de verano pasado eran muy superiores a las ahora mencionadas.
Sirva como ejemplo de las lamentables evaluaciones que realiza la Consejería de Medio Ambiente lo ocurrido en la provincia de Ávila, donde según los datos oficiales se produjeron el año pasado 206 incendios con 3.068 hectáreas calcinadas. Pues bien, tal y como confirmó la propia Junta en su día tan sólo el incendio de la zona de Barco arrasó 8.000 hectáreas y el de Cebreros alrededor de 1.500. es decir, en tan sólo 2 incendios la superficie quemada ascendió a 9.500 hectáreas.
Con estos datos UPA se pregunta dónde está el rigor de la Consejería de Medio Ambiente, y solicita a la misma que actúe con más profesionalidad en sus importantes cometidos y deje de criminalizar al sector agrario, ya que está demostrado que cuando se produce un incendio son los propios agricultores y ganaderos los primeros en acudir a sofocarlo.
Desde luego en lo relacionado a facilitar datos concernientes a los incendios, las actuaciones de la Consejería resultan simple y llanamente falsas, equívocas, engañosas y descaradamente infundadas.
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