Los citricultores norteamericanos está preocupados por el lento pero continuo avance de la leprosis, una enfermedad vírica transmitida por ácaros que causa daños tanto en forma de pérdida de producción como de calidad de los frutos.
La enfermedad se documentó por primera en naranjos en Sao Paulo (Brsail) en 1940, y desde entonces se ha expandido por toda América llegando a las plantaciones de Florida (EEUU) y de Argentina. Los ácaros del género Brevipalpus son los vectores de la transmisión. Se trata de ácaros comunes que se encuentran en muchos lugares, incluido España.
La leprosis causa pérdidas millonarias en Sudamérica donde está bien establecida. Las especies más sensible son la naranja y la mandarina y dentro de estas ciertas variedades son más sensibles que otras. Lo síntomas típicos son lesiones redondas a elípticas en frutos, hojas y ramitas con una mancha central de cerca de 2 a 3 mm de diámetro y de color café oscuro rodeada de un halo clorótico en el cual aparecen frecuentemente de 1 a 3 anillos marrones alrededor de la mancha central. La enfermedad causa daños especialmente graves en la producción destinada al consumo en fresco ya que las manchas deprecian los frutos.
El Servicio de Investigación Agraria de EEUU (ARS) está llevando a cabo identificaciones de los ácaros y determinación de métodos de diagnóstico, con el fin de contener la enfermedad. El único método de lucha que existe actualmente son los tratamientos con acaricidas.
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