Según una encuesta realizada por Kondinin Group entre los agricultores australianos, la actitud hacia los cultivos de variedades obtenidas mediante ingeniería genética ha evolucionado hacia una mayor tolerancia los mismos.

Los resultados de la encuesta son que un 32% de los agricultores están a favor de los OMG y un 34% los rechazan. La misma encuesta un año antes daba como resultado un 19% a favor y un 45% en contra. La oposición hacia los OMG de los agricultores australianos está relacionada principalmente con los temores sobre que sus productos sean rechazados en los mercados de exportación.

Australia cultiva desde hace años variedades OMG de algodón, que no tiene problema comercial alguno al tratarse de un cultivo no alimentario. Existe sin embargo cierta precaución sobre la introducción de variedades OMG de plantas de uso alimentario como la colza, algunas de las cuales ya han sido aprobadas para el cultivo por el gobierno federal, aunque existe una moratoria en algunos estados.